LOS PROBLEMAS LA SOCIEDAD INDUSTRIAL Y LOS MOVIMIENTOS SOCIALES DEL SIGLO
XIX.
LA SOCIEDAD INDUSTRIAL
“Era una ciudad de ladrillos colorados, o más bien de
ladrillos que habrían sido colorados, si el humo y las cenizas lo hubiesen
permitido; pero tal como estaba, era una ciudad de un rojo y de un negro poco
natural, como el pintado rostro de un salvaje. Era una ciudad de máquinas y de
altas chimeneas, de donde salían sin descanso interminables serpientes de
humareda, que se deslizaban por la atmósfera sin desenroscarse nunca del todo.
Tenían un canal obscuro y un arroyo que llevaba un agua enturbiada por un jugo
fétido, y existían vastas construcciones, agujereadas por ventanas, que
resonaban y retemblaban todo el santo día, mientras el pistón de las máquinas
de vapor subía y bajaba monótonamente, como la cabeza de un elefante enfermo de
melancolía. Contaba la ciudad de varias calles grandes, que se parecían entre
sí, y de infinitas callejuelas aún más parecidas unas a otras, habitadas por
gentes que se parecían igualmente, que entraban y salían a las mismas horas,
que pisaban de igual modo, que iban a hacer el mismo trabajo, y para quienes
cada día era idéntico al anterior y al de después, y cada año el vivo reflejo
del que le había precedido y del que iba a seguirle”.
Charles Dickens. Tiempos difíciles.
MALAS CONDICIONES LABORALES
“Betty Harris, treinta y siete años: me casé a los
vientres años y solo después bajé a la mina. No sé leer ni escribir… Arrastro
las vagonetas y trabajo desde las seis de la mañana a las seis de la tarde. Hay
un descanso de una hora para almorzar y me dan para ello pan y mantequilla.,
pero nada de beber. Tengo dos niños que aún son muy pequeños para
trabajar.
(…) tengo puesto un cinturón y una cadena que me pasa
entre las piernas y avanzo con las manos y con los pies. Y la galería es muy
pendiente y nos debemos coger a una cuerda; cuando no la hay, nos agarramos a
todo lo que podemos. En los pozos donde yo trabajo hay seis mujeres y media docena
de niños y niñas”.
Dossier de la Documentación Fotográfica:
La primera Revolución Industria.
El trabajo de los niños en las fábricas (1796).
“La experiencia ha demostrado ya todo lo que puede
producir el trabajo de los niños y la ventaja que se puede hallar en emplearlos
tempranamente en las labores de que son capaces. El desarrollo de las escuelas
de industria debe dar también resultados materiales importantes. Si alguien se
tomase la molestia de calcular el valor total de lo que ganan desde ahora los
niños educados según este método, se sorprendería al considerar la carga de que
exonera al país su trabajo, que basta para subvenir a su mantenimiento, y los
ingresos que sus esfuerzos laboriosos y los hábitos en los que son formados
vienen a añadir a la riqueza nacional.”
Discurso de William Pitt, en la discusión
del Bill Whitbread
sobre la asistencia pública, 12 de febrero
de 1796.
TRABAJO EN LAS FÁBRICAS
"Tuve frecuentes oportunidades de ver gente
saliendo de las fábricas y ocasionalmente atenderles como pacientes. El pasado
verano visité tres fábricas algodoneras (…) de Manchester y no fuimos capaces
de permanecer diez minutos en la fábrica sin empezar a jadear por falta de
aire. ¿Cómo es posible que quienes están condenados a permanecer ahí doce o
catorce horas lo soporten? Si tenemos en cuenta la temperatura del aire y su
contaminación no puedo llegar a concebir como los trabajadores pueden soportar el
confinamiento durante tan largo periodo de tiempo."
Declaraciones efectuados
por el Dr. Ward de Manchester
en una investigación sobre la salud
en las fábricas
textiles en marzo de 1819
ENFERMEDADES LABORALES
“En Tyldesley, cerca de Manchester, los hombres
trabajan, incluida la hora de la comida, 14 horas por día, a una temperatura de
80º a 84º Fahrenheit (26,6 a 28.8 º C); la puerta permanece cerrada durante las
horas de trabajo, salvo unos treinta minutos para la hora del té; a los
trabajadores no se les autoriza a enviar por agua para refrescarse en medio de
la atmósfera sofocante de la hilandería; aun el agua de lluvia está bajo
candado, por orden del patrón; (…) he aquí las multas que se les imponen (en chelines):
Todo
hilandero que haya abierto una ventana (1 chelín)
Todo
hilandero que abandone su telar y deje el gas encendido (2 chelines)
Todo
hilandero que encienda el gas demasiado temprano (1 chelín)
Todo
hilandero que haya abierto demasiado su llave de gas (1 chelín)
Todo
hilandero que silbe durante su trabajo (1 chelín)”
Political Register, 30 de agosto de 1823
EDAD DE L@S TRABAJADORA/ES
“Los tejedores de algodón de las grandes fábricas
están más sanos que los otros obreros. En Manchester vimos 300 tejedores,
principalmente muchachas trabajando en una sala. Era ésta de cerca de tres
cuartos de acre, bien ventilada y luminosa. Apenas se producía polvo por el
tejido del algodón.
En esta fábrica trabajaban 1500 personas, y más de la
mitad tienen menos de quince años. Se dice que no se admite a nadie menor de
nueve, pero algunos niños, dado su aspecto, podríamos suponer que tenían uno o
dos años menos. Hay pocas personas mayores de treinta en las fábricas de algodón;
circunstancia que atribuyen los patronos a los mejores salarios de otros
trabajos y la consecuente disminución de obreros cuando alcanza la plenitud de
la edad y del vigor. La mayoría de los niños están descalzos. El trabajo
comienza a las cinco y media de la mañana y termina a la siete de la tarde, con
altos de media hora para el desayuno y una hora para la comida. Los mecánicos tienen
también media hora para la merienda, pero no los niños ni otros obreros. Sabemos,
por otra parte, que en muchas fábricas no se concede tiempo para el desayuno,
aunque el trabajo comienza también a las cinco y media.
(…) Muchos [de los trabajadores] parecían no tener más
de siete años. Los hombres en su mayoría de dieciséis a veinticuatro años,
estaban casi tan pálidos y delgados como los niños. Las mujeres eran las de
apariencia más saludable, aunque no vi ninguna de aspecto lozano (...). Aquí
vi, o creí ver, una raza degenerada, seres humanos achaparrados, debilitados y
depravados, hombres y mujeres que no llegarán a ancianos, niños que nunca serán
adultos sanos. Era un espectáculo lúgubre (...).
Charles Turner Thackrah.
Los efectos de los oficios, trabajos y profesiones,
y de las situaciones civiles y formas de vida,
sobre la salud y la longevidad. 1832
Una fábrica de
Manchester
En esta fábrica (Manchester) trabajan 1500 personas y
más de la mitad tienen menos de quince años. Se dice que no se admite a nadie
menor de nueve, pero algunos niños, dado su aspecto, podríamos suponer que
tenían uno o dos años menos. Hay pocas personas mayores de treinta en las
fábricas de algodón, circunstancia que atribuyen los patronos a los mejores
salarios de otros trabajos y a la consecuente disminución de obreros cuando
alcanzan la plenitud de la edad y el vigor. La mayoría de los niños están
descalzos. El trabajo comienza a las cinco y media de la mañana y termina a las
siete de la tarde, con altos de media
hora para el desayuno y una hora para la comida. Los mecánicos tienen también
media hora para la merienda, pero no los niños ni otros obreros.
Trackrah: “The effects of arts, trades and
professions,
and of civil states and habit of living, on health and
longevity” 1832.
TESTIMONIO DE UN OBRERO
“Tenía yo siete años cuando comencé
a trabajar en la fábrica. Las horas de trabajo eran de cinco de la mañana
a ocho de la noche, con una pausa de treinta minutos al mediodía para descansar
y comer. En esta fábrica había cincuenta niños de mi edad poco más o menos. Con
frecuencia caían enfermos a causa del trabajo tan pesado”.
Testimonio de un obrero inglés en 1832.
MISERIA FAMILIAR
“Hay que admitir que la familia cuyo trabajo está
escasamente retribuido solo subsiste con su salario si el marido y la mujer se
portan bien, tienen trabajo durante todo el año, no tienen ningún vicio y no soportan
más carga que la de dos niños de corta edad. Suponed un tercer hijo, una época
de paro, una enfermedad, la falta de ahorros, de hábitos de trabajo o,
simplemente, una ocasión fortuita de intemperancia y esta familia se encuentra
en el mayor agobio, en una miseria afrentosa…”
Cuadro del estado físico y moral de los obreros
empleados en las manufacturas de algodón, de lana o de seda. Villermé (1840)
DURACIÓN JORNADA LABORAL
(…) la duración de la jornada, en todos los lugares en
los que se puede trabajar con luz artificial, para ambos sexos y para todas las
edades, es de 14 a 15 horas, según las estaciones del año, de las cuales se dedican
una o dos horas a la comida y al descanso, lo que reduce el trabajo efectivo a
trece horas diarias.
Pero para muchos obreros, que viven a media legua o a
legua y cuarto de San Quintín, hay que añadir cada día el tiempo necesario para
ir de su casa al taller…
Descripción de San Quintín, Francia, por Villermé:
Tableau de l´etat physique et moral des ouvriers
employés dans les manufactures de coton, de laine et
de soie, 1840
La explotación de la mujer en el sector minero.
“Me casé a los 23 años y fue entonces cuando fui a la
mina. Antes, cuando tenía 12 años, era tejedora. No sé leer ni escribir.
Trabajo para Andrew Knowles de Little Bolton (Lancashire) y llevo a casa
algunas veces 7 chelines a la semana, algunas veces menos. Arrastro las vagonetas
de carbón y trabajo seis horas por la mañana y seis al mediodía. Paro casi una
hora al mediodía para comer, un poco de pan y un poco de mantequilla, sin nada
para beber. Tengo dos niños pero aún son demasiado pequeños para trabajar. He
tirado de las vagonetas incluso estando embarazada. Conozco una mujer que
volvió a casa, se lavó, se metió en cama, parió y volvió a hacer el mismo
trabajo en menos de una semana.
Tengo una correa alrededor de la cintura y una cadena
entre las piernas, y tengo que andar a gatas. La cuesta
es muy empinada y nos agarramos a la cuerda o a lo que podemos, cuando no hay
cuerda (...).
En el pozo en el que trabajo hay seis mujeres y seis
chicos y chicas. Es un trabajo durísimo para una mujer. El pozo está siempre
húmedo y el agua nos llega hasta las rodillas. Un día me llegó hasta los
muslos, y con la que cae de los techos es terrible. Mis ropas están casi
siempre empapadas.
Una prima mía se ocupa de los niños durante el día. No
consigo hacer nada cuando vuelvo a casa por la noche, y a veces me duermo antes
de lavarme. He arrastrado vagonetas hasta arrancarme la piel. Y es mucho peor
cuando se espera un hijo. Mi capataz me ha pegado algunas veces porque no
estaba dispuesta. Al principio no conseguía acostumbrarme y él tenía poca
paciencia. He visto a más de un hombre pegar a su vagonetera.”
Testimonio de Betty Harris delante de una
Comisión parlamentaria de investigación, 1842.
La edad de los trabajadores
“En el Staffordshiere descienden a los pozos a la edad de nueve años,
muchas veces incluso a los siete u ocho. (…) Los subterráneos son muy
estrechos, el aire está enrarecido, la humedad es extrema, los niños son
obligados a trabajar allí normalmente con los pies en el agua”
Informe de Lord Ashley al Parlamento británico,
julio de 1842.
TRABAJO INFANTIL
"Trabajo en el pozo de Gawber. No es muy cansado,
pero trabajo sin luz y paso miedo. Voy a las cuatro y a veces a las tres y
media de la mañana, y salgo a las cinco y media de la tarde. No me duermo
nunca. A veces canto cuando hay luz, pero no en la oscuridad, entonces no me
atrevo a cantar. No me gusta estar en el pozo. Estoy medio dormida a veces
cuando voy por la mañana. Voy a escuela los domingos y aprendo a leer. (...) Me
enseñan a rezar (...) He oído hablar de Jesucristo muchas veces. No sé por qué
vino a la tierra y no sé por qué murió, pero sé que descansaba su cabeza sobre
piedras. Prefiero, de lejos, ir a la escuela que estar en la mina."
Declaraciones de la niña Sarah Gooder, de ocho años de
edad.
Testimonio recogido por la Comisión Ashley
para el estudio de la situación en las minas, 1842
Diccionario político y enciclopédico.
París. 1842, de E. Duclerc.
“La burguesía domina. Ella es la nueva aristocracia,
la nobleza del siglo XIX. Por la nobleza entiendo que es independiente, que
saca su poder de sí misma, que no necesita la limosna pública; que podría, si
quisiera, atender al Estado a sus expensas. La burguesía domina porque maneja
todas las fuerzas sociales; porque posee las fuentes de riqueza, los instrumentos
de trabajo, el crédito. El gobierno es tributario suyo, igual que la nación.
Por ella el pueblo vive; por ella muere. Ella es, en fina, señora y reina del
mundo social. Este dominio está consagrado, proclamado por las instituciones
políticas. Es la burguesía quien hace la ley y quien la aplica”.
Edad y condiciones de trabajo
“Desnuda hasta la cintura, una muchacha inglesa,
durante doce y a veces dieciséis horas diarias, tira ayudándose de manos y pies
de una cadena de hierro que, sujeta a un cinturón de cuero, se arrastra entre
sus piernas enfundadas en pantalones de lona, para transportar cubetas de
carbón”
Disraelí: Sybil, or the Two Nations. 1845
La prostitución femenina en la 1ª Revolución Industrial.
“Contó su historia cubriéndose la cara con las manos,
lloraba tan fuerte que era difícil entender sus palabras...
Yo trabajaba en una fábrica de ropa barata -en la
sección de camisas, (camisas elegantes y ribeteadas)-, cobraba 2 peniques y
medio por cada una... Trabajando todos los días desde las cinco de la mañana
hasta medianoche podía hacer siete camisas en una semana. Esto significaba 17
peniques y medio por una semana completa de trabajo. De ahí hay que descontar
el algodón, que me costaba dos peniques semanalmente, con lo que me quedaban 15
y medio para pagar ellos el alquiler, la comida y las velas.
Estaba soltera y recibía un poco de ayuda de mis
amigos, pero ni aun así me era posible sobrevivir. Estaba obligada a salir por
las noches a buscarme las habichuelas. Tenía un hijo que lloraba a menudo
pidiendo comida. Por eso, dado que no podía conseguir lo mínimo para él ni para
mi misma con mi trabajo, tuve que echarme a las calles y ganarme la vida de esa
manera...
Mi padre era un predicador de la iglesia
Independiente, y juro que fue el bajo salario que recibía por mi trabajo lo que
me llevó a la prostitución. A menudo luchaba contra ello y muchas veces fui con
mi hijo por las calles pidiendo limosna, para evitar que la vergüenza cayese
por más tiempo sobre nosotros. He hecho almohadillas para alfileres y otros
artículos de adorno –los que podía reunir poco a poco- y los he llevado a las
calles a vender para intentar procurarme una vida honesta, pero no pude. A
veces me pasaba toda la noche bajo la lluvia y no vendía nada, yo y mi hijo
juntos; y cuando de esta manera no conseguíamos nada, solíamos sentarnos en un
cobertizo porque estaba demasiado cansada para permanecer de pie con mi hijo y
era tan pobre que ni siquiera podía pasar la noche en un hostal a crédito. Una
noche se le congelaron las piernas. Nos sentamos en el escalón de una
portería. Intenté llegar al asilo pero estaba tan débil que no pude. La nieve
cubría mis zapatos. Había estado nevando todo el día y yo y mi hijo habíamos
estado por la calle. No habíamos comido desde la mañana anterior... Una dama me
vio sentada en el escalón de la portería, me llevó a su casa y frotó las
piernas de mi hijo con coñac. Nos dio algo de comer para los dos, pero yo
estaba tan mal que no puede ingerir nada.
Llegué al asilo aquella misma noche. Les
dije que nos estábamos muriendo de hambre, pero se negaron a admitirnos por no
tener los papeles requeridos. Así que volví a la prostitución de nuevo durante
un mes más. No pude encontrar ningún trabajo... Más tarde conseguí los papeles
para el asilo, y estuve allí durante dos años. En cuanto traspasamos la puerta
me separaron de mi hijo y no me permitían verlo más que una vez al mes.
Finalmente, yo y otra amiga, dejamos la "casa" para trabajar en
cubiertas de paraguas, y así poder tener a nuestros hijos con nosotras... De
esa forma ganaba de 3 a 4 chelines semanales, y desde entonces abandoné la
prostitución... Si hubiese continuado haciendo camisas habría seguido siendo
prostituta hasta hoy.”
H. MAYHEW: Prostitución
entre las costureras.
"Crónica de la
mañana", 13, Noviembre 1849.
Del taller a la fábrica
El obrero artesano, en general, comparte su trabajo
con el maestro. Hay entre ellos relaciones de igualdad. Algunas veces son
amigos. Su trabajo, tal vez de más difícil ejecución que el nuestro, tiene el
aliciente de la variedad y el atractivo de la aprobación de los demás. Nuestro
trabajo se verifica bajo opuestas condiciones.
Metidos en cuadras donde impera una severa disciplina,
parecemos un rebaño de esclavos sujetos a la vara del señor. Colocados junto a
las máquinas, somos servidores de éstas. Desde las cinco de la mañana hasta las
siete y media de la tarde siempre hacemos lo mismo. Para nosotros, lejos de ser el fabricante nuestro igual, es el ojo
vigilante y el espía de nuestras acciones. Nunca trabajamos bastante. Siempre
descontento de nosotros, no podemos menos de ver en él nuestro tirano.
Texto firmado por los
hiladores de Barcelona en 1856.
Preguntas:
a)
Los hiladores que redactan este texto ¿son obreros o artesanos?
b)
Piensan que las condiciones de trabajo de los obreros son peores que las de los
antiguo artesano ¿por qué?
Peticiones de los trabajadores
“El desarrollo de la industria debe tener por
resultado el aumento del bienestar para todos. Al aumentar la producción cada
día por la extensión del empleo de las máquinas, el rico no basta ya para el
consumo; es preciso, pues, que el obrero se convierta en consumidor, y, para
eso, le hace falta un salario bastante elevado para adquirir, y el tiempo
necesario para poseer (…) El hecho material del aumento de la producción por el
empleo de las nuevas máquinas y de medios más expeditivos de trabajo bastará
para reclamar una reducción de la jornada, necesaria para el reposo del cuerpo;
pero, sobre todo, el espíritu y el corazón tienen necesidad de ella (…) la
instrucción se nos hace imposible por el empleo de nuestra jornada (…), la
familia tendría para nosotros sus encantos y su poder moralizador (…). Los
deberes del padre de familia, las necesidades del hogar, las alegrías de la
intimidad nos son imposibles y desconocidas, el taller absorbe nuestras fuerzas
y todas nuestras horas.”
E. Varlin. Circular de 26 de agosto de 1865,
dirigida a los
patronos y obreros encuadernadores de París
TRABAJO EN CATALUÑA
La edad de 6 años para empezar a trabajar es la
general, no solo en Cataluña sino en los demás centros fabriles de España, como
Alcoy, Granada, Antequera, Valencia y Valladolid. En estas regiones (…)
trabajan de doce a trece horas, ganan muy poco y se les trata muy mal. Últimas
pinceladas de este cuadro sombrío de miseria y explotación es el detalle que se
nos suministra por persona fidedigna, de que las infelices criaturas de 6 años
que para llegar al trabajo necesitan recorrer largas distancias, se duermen a
cada momento en las fábricas de la alta montaña de Cataluña, instaladas a
orillas de los ríos, y en las cuales se trabaja de día y de noche, alternando
por grupos.
Informe de L. Aner sobre el trabajo infantil,
presentado ante la Comisión de Reformas Sociales, 1883
Arts & Crafts
“Y no es solo que Londres y nuestras grandes ciudades
comerciales sean meras masas de sordidez, suciedad y asco, con algunos
remiendos de monstruosidades pomposas y vulgares, no menos desagradables a la
vista y a la mente cuando se sabe lo que significan; no es solo que en
Inglaterra hayan desaparecido condados enteros y los cielos se alzan sobre
ellos, bajo una costra de mugre indescriptible, sino que ese amor a la suciedad
y a la fealdad por sí mismas (que un visitante que llegara de las épocas del arte,
la razón y el orden tomaría por enfermedad) se extiende por todo el país, y
toda pequeña ciudadmercado no pierde la oportunidad de imitar, en la medida de
lo posible, el majestuoso infierno de Londres y Manchester.
¿Necesito hablaros de los suburbios miserables que se
extienden alrededor de nuestras ciudades más hermosas y antiguas? (…)
¿Deberé deciros lo que el lujo ha hecho en la Europa
moderna? Ha cubierto los campos verdes y risueños con chozas de esclavos, ha
marchitado flores y árboles con gases venenosos, ha convertido los ríos en
cloacas; hasta tal punto que en muchos lugares de Gran Bretaña el hombre de la
calle ha olvidado lo que es un campo o una flor, y su ideal de belleza es la
taberna envenenad por el gas o por un teatro de mal gusto. Y la civilización
opina que así van bien las cosas y no se fija en ellas; y los ricos piensan,
pues les conviene: “Todo va bien; la gente ya se ha acostumbrado a ello, y
mientras puedan llenar sus barrigas con las cáscaras que los cerdos desprecian,
bastante hay”.”.
William Morris (1834-1896), Arte y Sociedad
Industrial.
El ludismo.
(…) y como estamos
convencidos totalmente de que tal Ley
fue obtenida de la manera más fraudulenta, interesada y electoralista, y de que
el Honorable Parlamento de Gran Bretaña fue engañado en cuanto a los motivos e
intenciones de las personas que obtuvieron tal Ley, en consecuencia nosotros,
los tejedores, por la presente declaramos la susodicha Ley nula y sin efecto
para cualquier pretensión de las personas infames y embaucadoras a las que esta
Ley ha permitido hacer manufacturas fraudulentas para deshonra y ruina total de
nuestro negocio. Y (…) por la presente (carta) declaramos a todos los
fabricantes de punto y propietarios de telares que romperemos y destruiremos
toda clase de telares que hagan los siguientes artículos falsos y cualesquiera
telares que no paguen los precios normales que en los sucesivo acuerden los
Maestros y Oficiales, (…) serán invariablemente destruidos…
Otorgada por mi mano
este primer día de Enero de 1812.
Dios proteja a la industria.
Oficina de Ned Lud. Bosque de Sherwood
(Declaración de los tejedores ingleses,
1812)
Ludismo
"En la tarde del viernes, alrededor de las cuatro,
un numeroso grupo de revoltosos atacó la fábrica de tejidos pertenecientes a
los señores Wroe y Duncroft, en West Houghton (...), y, encontrándola
desprotegida, pronto se apoderaron de ella. Inmediatamente la incendiaron y
todo el edificio con su valiosa maquinaria, tejidos, etc., fue completamente
destruido. Los daños ocasionados son inmensos, habiendo costado la fábrica sola
6.000 libras. La razón aducida para justificar este acto horrible es, como en
Middleton, el "tejido a vapor". A causa de este espantoso suceso, dos
respetables familias han sufrido un daño grave e irreparable y un gran número
de pobres han quedado sin empleo. Los revoltosos parecen dirigir su venganza
contra toda clase de adelantos en las maquinarias". ¡Cuán errados están!
¿Qué habría sido de este país sin tales adelantos?"
Annual
Register, 26 de abril de 1812.
Preguntas:
a) ¿Qué
acontecimiento narra el texto?
b) ¿A qué
etapa del movimiento obrero pertenece este hecho?
CARTISMO
A los honorables miembros de los Comunes de la Gran
Bretaña e Irlanda, reunidos en el Parlamento, (les dirigimos) esta petición.
Nosotros decimos que el trabajo del obrero no puede
ser privado por más tiempo de su justo salario. Que las leyes que provocan el
encarecimiento de los alimentos y las que hacen que el dinero escasee han de
ser abolidas. Como preludio esencial de estas reformas y de otras, para
asegurar al pueblo los medios necesarios para defender y garantizar eficazmente
sus intereses, nosotros pedimos que, en la elaboración de las leyes, se escuche
la voz de todos sin ningún obstáculo. Nosotros cumplimos con nuestros deberes
de hombres libres y queremos tener los derechos. Por eso pedimos el sufragio
universal. Este sufragio, para que esté libre de la corrupción de los ricos y
de la violencia de los poderosos, ha de ser secreto. Las elecciones frecuentes
son esenciales; pedimos parlamentos anuales [...], pedimos que la aprobación de
los electores sea el único criterio exigido y que todo diputado cobre del
tesoro público una remuneración justa durante el tiempo que haya sido llamado
al servicio de la nación.
Que complazca, pues, a vuestra honorable Cámara tomar
nuestra petición en seria consideración y esforzarse con afán, con todos los
medios constitucionales, para hacer promulgar una ley que garantice a todo
ciudadano […] el derecho a votar los diputados al Parlamento y que instituya el
voto secreto para todas las elecciones parlamentarias [...] y anule todos los
criterios de propiedad de sus miembros.
Petición de los cartistas de Birmingham,
1838
Cartismo
“(…) Pedimos que, en la elaboración de las leyes,
pueda ser escuchada sin cortapisas la voz de todos. Cumplimos con los deberes
de hombres libres; queremos, pues, tener los derechos. Es por lo que solicitamos
el sufragio universal. Este sufragio, para estar libre de la corrupción de los
ricos y de las violencias de los poderosos, debe ser secreto (…). Las
relaciones entre los diputados y el pueblo, para ser beneficiosas, deben ser
estrechas (…). Las elecciones frecuentes son esenciales; solicitamos
parlamentos anuales (…). Estamos obligados por las leyes existentes a elegir a
nuestros representantes entre hombres incapaces de apreciar nuestras
dificultades o que apenas simpatizan con ellas: comerciantes retirados de los
negocios y que no sientes las penalidades; terratenientes igualmente ignorantes
de los males y de los remedios; juristas que buscan la notoriedad pública en la
Cámara sólo para sacar provecho en las cortes de justicia (…)”
Petición de los cartistas al Parlamento inglés en 1838
El falansterio de Fourier.
“... Es muy importante prevenir lo arbitrario en las
construcciones, pues cada fundador querrá distribuir a su fantasía.
Los civilizados, teniendo comúnmente el instinto de
los falsos, no dejarían de preferir la mas viciosa de las distribuciones. Esto
ha ocurrido en New Harmony, donde el fundador Owen ha escogido precisamente lo
que se debía evitar: el cuadrado o monotonía perfecta...
Hace falta para una Asociación de 1.500 a 1.600
personas un terreno de una legua al cuadrado aproximadamente, es decir, unos
seis millones de toesas cuadradas (12.000.000 de metros cuadrados). Que el país
esté provisto de un bello río, que se halle atravesado por colinas y propio
para cultivos variados, que esté adosado a un bosque y poco alejado de una gran
ciudad, pero bastante para evitar inoportunos.Estará forzada a aislarse de sus
pérfidos vecinos en cualquier relación pasional y espiritual. Esta desconfianza
no impedirá admitir a algunos civilizados como espectadores consignados en
“cuarentena moral”, y esta admisión condicional será objeto de una especulación
muy lucrativa.
El falansterio deberá ser construido con materiales de
poco valor, madera, ladrillos... , porque sería imposible en esta primera
prueba determinar exactamente las dimensiones convenientes.
El centro del palacio o falansterio debe estar
dedicado a las funciones tranquilas, comedores, bolsa, consejo, biblioteca,
estudio,... En él se colocan el templo, la torre de mando, el telégrafo, las
palomas mensajeras, el carillón de ceremonias, el observatorio, el patio de
invierno guarnecido de plantas resinosas, situado detrás del patio de Parada.
Una de las alas debe reunir todos los talleres
ruidosos, como carpintería, forja, trabajo con martillos; debe contener también
todas las reuniones industriales de los niños, que por lo común son muy
ruidosos en la industria, e incluso en la música.
El otro ala debe contener la Posada, con sus salas de
baile y relaciones para extranjeros, con el fin de que no atesten el centro del
palacio y no molesten en las relaciones domésticas de la Falange.
El falansterio debe contener, aparte de los
apartamentos individuales, muchas salas de relaciones públicas: se les llamará
“seristerios” o lugares de reunión...
Los establos, graneros y tiendas deben estar
colocados, a poder ser, enfrente del edifico. El intervalo entre ambos
servirá de Patio de Honor o plaza de maniobras, que debe ser amplia.”
CH. FOURIER,
Disposiciones de la Falange de Ensayo (1822).
Socialismo Utópico
“Al final de la era actual, todos los hombres estarán
activamente ocupados en extender por todo el mundo la ciudad de la Nueva
Jerusalén, en la que no habrá calles ni caminos, plazas ni pasajes, pues este
ambiente urbano es inferior y nocivo.
La Tierra estará organizada de forma que toda su
extensión constituya una sola ciudad, compuesta de diversas unidades ciudadanas
con vida y recursos propios. Cada unidad será un verdadero paraíso y estará en
relación con todas las otras ciudades del mundo, de forma que todas ellas
compongan como una gran ciudad que se llamará la Nueva Jerusalén o unión de los
paraísos sobre la Tierra.
Los espacios libres entre las ciudades serán
transformados en jardines, bosques o campos y serán todo lo hermoso que el
conocimiento del hombre y los medios científicos permitan.
Robert Owen. La Nueva Jerusalén, 1857
Socialismo Utópico
“Hoy día los niños deben trabajar incesantemente para
ganarse la mera subsistencia: no se les ha acostumbrado a diversiones
inocentes, sanas e inteligentes; no se les concede tiempo libre (…) No saben lo
que es el esparcimiento, solo el cese en el trabajo. Están rodeados de otros
niños en las mismas circunstancias, y así, al pasar de la niñez a la juventud,
poco a poco se inician, especialmente los hombres, pero a menudo también las
mujeres, en los seductores placeres de la droga y la embriaguez; para esto les
ha preparado el duro trabajo diario, la falta de mejores costumbres y el vacío
total de sus mentes”
Robert Owen:
observations on
the Effect of the Manufactuing System, 1815
MARXISMO.
1.- La plusvalía.
La plusvalía que el capital desembolsado C engendra en
el transcurso de la producción, se presenta a primera vista como el excedente
del valor del producto sobre el valor de sus elementos.
El capital C se descompone en dos partes: una suma de
dinero c (capital constante), invertida en medios de producción, y otra suma de
dinero v (capital variable), invertida en fuerza de trabajo. Por tanto, al
comenzar el proceso, C= c + v, o para poner un ejemplo, el capital
desembolsado de 500 libras esterlinas = 410 libras esterlinas + 90 libras
esterlinas. Al terminar la operación productiva, tenemos como resultado una
mercancía cuyo valor es igual a c + v + p (siendo p la plusvalía), por ejemplo.
410 libras esterlinas + 90 libras esterlinas + 90 libras esterlinas. El capital
primitivo C se ha transformado en C´, de 500 libras esterlinas en 590. La
diferencia entre ambas cantidades es igual a p, una plusvalía de 90.
MARX, K. El Capital.
2.- El concepto de plusvalía: la explicación de Engels.
“Ahora bien, ¿qué ocurre después de que el obrero
vende al capitalista su fuerza de trabajo; es decir, después que la pone a su
disposición a cambio del salario convenido, por jornal o a destajo? El capitalista
lleva al obrero a su taller o a su fábrica, donde se encuentran ya preparados
todos los elementos necesarios para el trabajo: materias primas y materiales
auxiliares (carbón, colorantes...) herramientas y maquinaria. Aquí, el obrero
comienza a trabajar. Supongamos que su salario es, como antes, de tres marcos
al día, siendo indiferente que los obtenga como jornal o a destajo. Volvamos a
suponer que, en doce horas, el obrero, con su trabajo, añade a las materias
primas consumidas un nuevo valor de seis marcos, valor que el capitalista
realiza al vender la mercancía terminada. De estos seis marcos, paga al obrero
los tres que le corresponden y se guarda los tres restantes. Ahora bien, si el
obrero, en doce horas, crea un valor de seis marcos, en seis horas creará un
valor de tres. Es decir, que con seis horas que trabaje resarcirá al
capitalista el equivalente de los tres marcos que éste le entrega como salario.
Al cabo de seis horas de trabajo, ambos están en paz y ninguno adeuda un
céntimo al otro.
-¡Alto ahí! –grita ahora el capitalista- . Yo he
alquilado al obrero por un día entero, por doce horas. Seis horas no son más
que media jornada. De modo que ¡a seguir trabajando, hasta cubrir
las otras seis horas, y sólo entonces estaremos en paz! Y, en efecto, el obrero
no tiene más remedio que someterse al contrato que “voluntariamente” ha
pactado, y en el que se obliga a trabajar doce horas enteras por un producto de
trabajo que sólo cuesta seis horas...
Tal es el régimen económico sobre el que descansa toda
la sociedad actual: la clase obrera es la que produce todos los valores, pues
el valor no es más que un término para expresar el trabajo, el término con que
en nuestra actual sociedad capitalista se designa la cantidad de trabajo
socialmente necesario, encerrado en una determinada mercancía. Pero estos
valores producidos por los obreros no les pertenecen a ellos. Pertenecen a los
propietarios de las materias primas, de las máquinas y herramientas y de los
recursos anticipados que permiten a estos propietarios comprar la fuerza de
trabajo de la clase obrera. Por tanto, de toda la cantidad de productos creados
por ella, la clase obrera sólo recibe una parte”.
ENGELS, F.
Introducción a la edición de 1891 del
estudio de C. Marx: Trabajo asalariado y capital, 1847.
3.- La lucha de clases, motor de la Historia.
“Burgueses y proletarios: Toda la historia de la
sociedad humana, hasta hoy, es una historia de luchas de clases.
Libres y esclavos, patricios y plebeyos, barones y
siervos de la gleba, maestros y oficiales; en una palabra, opresores y
oprimidos, frente a frente siempre, empeñados en una lucha ininterrumpida que
conduce en cada etapa a la transformación revolucionaria de todo el régimen
social o al exterminio de ambas clases beligerantes. En los tiempos históricos
nos encontramos a la sociedad dividida casi por doquier en una serie de
estamentos, dentro de cada uno de los cuales reina, a su vez, una nueva
jerarquía social de grados y posiciones. En la Roma antigua son los patricios,
los équites, los plebeyos, los esclavos, los maestros y los oficiales de los
gremios, los siervos de la gleba, y dentro de cada una de esas clases todavía
nos encontramos con nuevos matices y gradaciones.
La moderna sociedad burguesa que se alza sobre las
ruinas de la sociedad feudal no ha abolido los antagonismos de clase. Lo que ha
hecho ha sido crear nuevas clases, nuevas condiciones de opresión, nuevas
modalidades de lucha, que han venido a sustituir a las antiguas.
Sin embargo, en nuestra época, la época de la burguesía,
se caracteriza por haber simplificado estos antagonismos de clase. Hoy, toda la
sociedad tiende a separarse, cada vez más abiertamente, en dos grandes campos
enemigos, en dos grandes clases antagónicas: la burguesía y el proletariado.”
MARX, K. y ENGELS, F. El manifiesto Comunista, 1848.
4.- La dictadura del proletariado.
“Ya dejamos dicho que el primer paso de la revolución
obrera será la exaltación del proletariado al Poder, la conquista de la
democracia[1]
El proletariado se valdrá del Poder para ir despojando
paulatinamente a la burguesía de todo el capital, de todos los instrumentos de
la producción, centralizándolos en manos del Estado, es decir, del proletariado
organizado como clase gobernante, y procurando fomentar por todos los medios y
con la mayor rapidez posible las energía productivas.
Claro está que, al principio, esto sólo podrá llevarse
a cabo mediante una acción despótica sobre la propiedad y el régimen burgués de
producción, por medio de medidas que, aunque de momento parezcan económicamente
insuficientes e insostenibles, en el transcurso del movimiento serán un gran
resorte propulsor y de las que no puede prescindirse como medio para transformar
todo el régimen de producción vigente.
Estas medidas no podrán ser las mismas, naturalmente,
en todos los países.
Para los más progresivos mencionaremos unas cuantas,
susceptibles, sin duda, de ser aplicadas con carácter más o menos general,
según los casos:
1º Expropiación de la propiedad inmueble y
aplicación de la renta del suelo a los gastos públicos.
2º Fuerte impuesto progresivo.
3º Abolición del derecho de herencia.
4º Confiscación de la fortuna de los emigrados y
rebeldes.
5º Centralización del crédito en el Estado por
medio de un Banco nacional con capital del Estado y régimen de monopolio.
6º Nacionalización de los transportes.
7º Multiplicación de las fábricas nacionales y
de los medios de producción, roturación y mejora de terrenos con arreglo a un
plan colectivo.
8º Proclamación del deber general de trabajar;
creación de ejércitos industriales, principalmente en el campo.
9º Articulación de las explotaciones agrícolas e
industriales; tendencia a ir borrando gradualmente las diferencias entre el
campo y la ciudad.
10º Educación pública y gratuita a todos los
niños. Prohibición del trabajo infantil en las fábricas bajo su forma actual.
Régimen combinado de la educación con la producción material, etcétera.
Tan pronto como, en el transcurso del tiempo, hayan
desaparecido las diferencias de clase y toda la producción esté concentrada en
manos de la sociedad, el Estado perderá todo carácter político. El Poder
político no es, en rigor, más que el poder organizado de una clase para la
opresión de la otra. El proletariado se ve forzado a organizarse como clase
para luchar contra la burguesía; la revolución le lleva al Poder; mas tan
pronto como desde él, como clase gobernante, derribe por la fuerza el régimen
vigente de producción, con éste hará desaparecer las condiciones que determinan
el antagonismo de clases, las clases mismas y, por tanto, su propia soberanía
como tal clase.”
MARX, K. y ENGELS, F. El manifiesto...
páginas 94-95.
5.- ENGELS Y LA SITUACIÓN DE LA CLASE OBRERA
“Manchester tiene no menos de 40.000 habitantes. La
ciudad está construida de modo que puede vivirse en ella durante años y años y
pasearse diariamente de un extremo a otro, sin encontrarse con un barrio obrero
o tener contacto con obreros, hasta tanto uno no vaya de paseo o por sus
propios negocios. Esto sucede principalmente por el hecho de que, sea por
tácito acuerdo, sea por intención consciente y manifiesta, los barrios
habitados por la clase obrera están netamente separados de los de la clase
media.”
F. Engels. La situación de la clase obrera
en Inglaterra. 1845.
6.- ENGELS Y LA SITUACIÓN DE LA CLASE OBRERA
“Las influencias desfavorables, en los obreros, del
trabajo de la fábrica son: 1. La desagradable necesidad de constreñir sus
esfuerzos intelectuales y físicos a un paso igual al del movimiento de la
máquina (...) 2. La persistencia en una posición recta, por espacios de tiempo
demasiado largos (...) 3. La privación del sueño por la larga jornada de
trabajo (...) Los locales de trabajo, frecuentemente, son bajos, deprimentes,
polvorientos y húmedos, el aire impuro, la atmósfera recalentada, y continua
transpiración (...) El muchacho de la fábrica no tiene un momento libre fuera
del destinado a almorzar, y sólo entonces sale al aire libre (...)”
F. Engels. La situación de la clase
obrera. (Informe del Dr. D. Barry). 1845.
7.- ENGELS Y MARX Y LA SITUACIÓN DE LA CLASE OBRERA
Lo mismo puede decirse de Bradford, que dista solo a
siete millas de Leeds y yace en el centro de varios valles convergentes
en un pequeño río con aguas negras y pestilentes. La ciudad ofrece en las
bellas jornadas festivas-ya que en los días de trabajo está cubierta por una
nube de humo gris-, desde las circundantes alturas, una magnifica vista; pero
en el interior domina la misma suciedad, la misma inhabitabilidad que en Leeds.
Los barrios antiguos son angostos e irregularmente construidos sobre una escarpada
ladera; en las calles, en los callejones y en los corrales se amontonan
escombros y porquerías. Las casas están ruinosas y sucias, y en las
proximidades del río y de las partes bajas del valle, encontré muchas con plata
inferior excavada a medias en la vertiente del monte, enteramente inhabitables.
En general, los lugares de las partes bajas del valle, en los que las viviendas
obreras están hacinadas entre las altas fábricas, son los que están construidos
de peor modo y los más sucios de toda la ciudad. En los varios nuevos de ésta
como en otras ciudades, los cottagers están construidos con más regularidad,
dispuestos en hilera; pero tienen todos los inconvenientes ligados con el
método habitual de alojar a los obreros, del que hablaremos cuando consideremos
más de cerca las condiciones de Manchester. Esta observación val de igual modo
para las otras ciudades del West-Rinding, en particular de Barnsley, Halifax o
Hunndersfield.
F. Engels. La situación de la clase obrera
en Inglaterra. 1845.
“La burguesía ha sometido el campo a la denominación
de ciudad. Ha creado ciudades enormes, ha incrementado en alto grado el número
de la población urbana con relación a la rural. Ha hecho depender a los países
bárbaros y semibárbaros de los civilizados, a los pueblos campesinos de los
pueblos burgueses, al Oriente de Occidentes. La burguesía va superando cada vez
más la fragmentación de los medios de producción, de la propiedad, de la
población. Ha centralizado los medios de producción y ha concentrado la propiedad
en unas pocas manos.”
Marx y Engels. Manifiesto del Partido Comunista. 1848.
"La moderna sociedad burguesa, que se alza sobre
las ruinas de la sociedad feudal, lo que ha hecho ha sido crear nuevas clases,
nuevas condiciones de opresión, que han venido a sustituir a las antiguas (...)
Hoy, toda la sociedad tiende a separarse, cada vez más abiertamente, en dos
grandes campos enemigos: la burguesía y el proletariado".
Marx y Engels. Manifiesto comunista.
"La industria moderna ha transformado el pequeño
taller del maestro patriarcal en la gran fábrica del capitalista industrial.
Masas de obreros, hacinados en la fábrica, están organizados en forma militar.
(...) Pequeños industriales, pequeños comerciantes y rentistas, toda la escala
inferior de las clases medias de otro tiempo, caen en las filas del
proletariado; unos, porque sus pequeños capitales no les alcanzan para acometer
empresas industriales y sucumben en la competencia con los capitalistas más
fuertes; otros, porque su habilidad profesional se ve despreciada ante nuevos
métodos de producción. (...) En esta etapa, los obreros forman una masa
diseminada por todo el país y disgregada por la competencia."
Marx y Engels. Manifiesto comunista.
“El trabajador se convierte en obrero cuando vende su
fuerza de trabajo a otro llamado patrón, o capitalista, poseedor
de los medios de producción y el capital necesario para que produzcan. Es
decir, el desarrollo de la sociedad capitalista llevará a la creación de la
clase obrera.”
K. Marx y F. Engels. Manifiesto Comunista.
"(..) La dictadura de clase del proletariado como
punto de transición necesario para llegar a la supresión de las diferencias de
clase, a la supresión de todo el régimen de producción sobre el cual reposan
éstas, a la supresión de todas las relaciones sociales que corresponden a este
régimen de producción, al trastocamiento de todas las ideas que emanan de estas
relaciones sociales."
Marx. La lucha de clases en Francia.
El Manifiesto comunista
“La historia de todas las sociedades que han existido
hasta nuestros días es la historia de la lucha de clases”. Hombres libres y
esclavos, patricios y plebeyos, señores y siervos, maestros y oficiales, en una
palabra: opresores y oprimidos se enfrentaron siempre, mantuvieron una lucha
constante, velada unas veces, y otras franca y abierta; lucha que terminó
siempre con la transformación revolucionaria de la sociedad o el hundimiento de
las clases beligerantes (...).
El objetivo inmediato de los comunistas es el mismo
que el de todos los demás partidos proletarios: constitución de los proletarios
en clase, derrocamiento de la dominación burguesa, conquista del poder político
por el proletariado (...).
El rasgo distintivo del comunismo no es la abolición
de la propiedad en general, sino la abolición de la propiedad burguesa (...).
En este sentido, los comunistas pueden resumir su
teoría en esta fórmula única: abolición de la propiedad privada (...).
El proletariado se valdrá de su dominación política para
ir arrancando gradualmente a la burguesía todo el capital, para centralizar
todos los instrumentos de producción en manos del Estado, es decir, del
proletariado organizado como clase dominante, y para aumentar con la mayor
rapidez posible la suma de las fuerzas productivas”.
C. MARX Y F. ENGELS: “Manifiesto Comunista”, págs
22-28
8.- De Marx a Bakunin
Autonomía de las
secciones, libre federación de los grúpos autónomos, anti-autoridad, anarquía,
he aquí algunos calificativos que convienen a una sociedad de desclasificados,
sin carrera, sin salida, conspirando en el seno de la Internacional para
ponerse al servicio de una dictadura oculta y para imponer a través de ella el
programa del señor Bakunin. Los principales medios de propaganda consisten en
atraer a la juventud con ficciones, con mentiras sobre la extensión y la fuerza
de la sociedad secreta, con profecías sobre la inminencia de la revolución por ella
preparada.
Marx, 1873
ANARQUISMO.
1.- El revisionismo de Berstein.
La conquista del poder político por la clase obrera y
la expropiación de los capitalistas no son objetivos finales, sino sólo medios
para la realización de ciertos esfuerzos y objetivos determinados. En cuanto
tales, forman parte del programa de la socialdemocracia y no son combatidos por
nadie. Por lo que se refiere a las circunstancias en las que se
realizará, son imprevisibles. Pero para poder conquistar el poder político son
necesarios los derechos políticos, y el más importante de los problemas de táctica
que la socialdemocracia tiene que resolver actualmente, a mi entender, es el
del mejor medio de ampliar los derechos políticos y económicos de los obreros
alemanes. Hasta que nos se encuentre una solución satisfactoria a este problema
la acentuación de los otros no será más que un ejercicio declamatorio.
BERSTEIN, E. Carta al Congreso de Stuttgart, 1898.
2.- Diferencias entre Marx y Bakunin.
Marx es un comunista autoritario y centralista. Quiere
lo que nosotros queremos: el triunfo de la igualdad económica y social, pero en
el Estado y por la fuerza del Estado; por la dictadura de un Gobierno
provisional, poderoso y, por decirlo así, despótico; esto es, por la negación
de la libertad. Su ideal económico es el Estado convertido en el único propietario
de la tierra y de todos los capitales, cultivando la primera por medio de
asociaciones agrícolas, bien retribuidas y dirigidas por sus ingenieros
civiles, y comanditando los segundos mediante asociaciones industriales y
comerciales.
Nosotros queremos ese mismo triunfo de la igualdad
económica y social por la abolición del Estado y de todo cuanto se llame
derecho jurídico, que, según nosotros, es la negación permanente del derecho
humano. Queremos la reconstitución de la sociedad y la constitución de la unidad
humana, no de arriba abajo por la vía de cualquier autoridad, sino de abajo a
arriba por la libre federación de las asociaciones obreras de toda clase
emancipadas del yugo del Estado.
(...) Hay otra diferencia, esta vez muy personal,
entre él y nosotros. Enemigos de todo absolutismo, tanto doctrinario como
práctico, nosotros nos inclinamos con respeto no ante las teorías que no
podemos aceptar como verdaderas, sino ante el derecho de cada cual a seguir y
propagar las suyas (...) No es éste el talante de Marx.
Es tan absoluto en las teorías, cuando puede, como en
la práctica. A su inteligencia verdaderamente eminente, une dos detestables
defectos: es vanidoso y celoso. Le repelía Proudhon, tan sólo porque este gran
nombre y su reputación tan legítima le hacían sombra. Marx ha escrito contra él
las más nefandas cosas. Es personal hasta la demencia. Dice mis ideas, no
queriendo comprender que las ideas no pertenecen a nadie, y que si uno busca
bien encontrará que precisamente las mejores, las más grandes ideas, han sido
siempre el producto del trabajo instintivo de todo el mundo; lo que pertenece
al individuo no es más que la expresión de la forma.
Carta de Bakunin a su amigo Rubicone Nabruzzi,
23-VII-1872.
Diferencias entre Marx y Bakunin.
"(...) Pienso que la igualdad debe establecerse
en el mundo mediante la organización espontánea del trabajo y de la propiedad
colectiva de las asociaciones productoras libremente organizadas... y no
mediante la acción suprema y tutelar del Estado.
Ese es el punto que divide principalmente a los
socialistas o colectivistas revolucionarios de los comunistas autoritarios,
partidarios de la iniciativa absoluta del Estado.
(...) Ellos afirman que solamente la dictadura -la de
ellos, evidentemente- puede crear la voluntad del pueblo. Nosotros les
respondemos: ninguna dictadura puede tener otro objeto que el de perpetuarse;
ninguna dictadura podría engendrar y desarrollar en el pueblo que la soporta
otra cosa que la esclavitud. La libertad sólo puede ser creada por la libertad."
M. A. Bakunin./ Contra Marx. Oposición a
la idea
de dictadura del proletariado
3.- Ni Iglesia ni Estado.
En la naturaleza como en la sociedad humana, que no es
aún otra cosa que esa misma naturaleza, todo lo que vive, vive sólo con esa
condición suprema de intervenir de la manera más positiva, y tan poderosamente
como lo comporte su naturaleza, en la vida ajena. La abolición de esta
influencia mutua sería, pues, la muerte. Y cuando reivindicamos la libertad de
las masas no pretendemos en absoluto abolir ninguna de las influencias
naturales de ningún individuo ni de ningún grupo de individuos que ejercen su acción
sobre ellas. Lo que queremos es la abolición de las influencias artificiales,
privilegiadas, legales, oficiales. Si la Iglesia y el Estado pudieran ser
instituciones privadas, nosotros seríamos indudablemente sus adversarios, pero
no protestaríamos contra su derecho de existir. Pero protestamos contra ellos
porque siendo indudablemente instituciones privadas en el sentido de que sólo
existen en efecto para el interés particular de las clases privilegiadas, no
por ello se sirven menos de la fuerza colectiva de las masas organizadas con
objeto de imponerse autoritaria, oficial y violentamente a las masas.
BAKUNIN, M.
4.- Rebeldía contra el Estado.
(...) El Estado es una institución histórica,
transitoria, una forma pasajera de la sociedad. (...) La rebeldía es mucho más
fácil contra el Estado, puesto que en la naturaleza misma del Estado hay algo
que provoca la rebeldía. El Estado es la autoridad, es la fuerza, es la
ostentación y la infatuación de la fuerza. No se insinúa, no trata de
convertir: y siempre que lo intenta, lo hace con muy mala pata; pues su
naturaleza no consiste en persuadir, sino en imponerse, en forzar. Se esfuerza
un poco en enmascarar su naturaleza de violador legal de la voluntad de los
hombres, de negación permanente de su libertad. Incluso cuando ordena el bien,
lo perjudica y echa a perder, precisamente porque lo “ordena”, y que toda orden
provoca y suscita las rebeldías legítimas de la libertad; y porque el bien,
desde el momento que es ordenado, desde el punto de vista de la auténtica
moral, de la moral humana (no divina por supuesto), desde el punto de
vista del respeto humano y de la libertad, pasa a ser el mal. La libertad, la
moralidad y la dignidad humana del hombre consisten precisamente en eso, en que
hace el bien no porque se le ordena sino porque lo concibe, lo quiere y lo ama.
BAKUNIN, M. La libertad.
Fundamentos del anarquismo
Nuestro programa socialista exige y debe exigir
irrenunciablemente:
1. La igualdad política, económica y social de todas
las clases y todos los pueblos de la tierra.
2. La abolición de la propiedad hereditaria.
3. La apropiación de la tierra por las asociaciones
agrícolas, y del capital y de todos los medios de producción por las
asociaciones industriales.
4. La abolición del ordenamiento jurídico de la
familia patriarcal, basado exclusivamente en el derecho a heredar la propiedad,
así como la equiparación de los derechos políticos, económicos y sociales del
hombre y de la mujer.
5. La crianza y educación de los niños de ambos sexos
hasta su mayoría de edad, entendiéndose que la formación científica y técnica,
en la que se incluyen los niveles más altos de formación, será igual y
obligatoria para todos. La escuela reemplazará a la iglesia y hará innecesarios
los códigos penales, los policías, los castigos, la prisión y los verdugos.
M. Bakunin. Los fundamentos económicos y
sociales del anarquismo.
Anarquismo de Proudhon
"Nosotros, productores asociados, no tenemos
necesidad del Estado. (...) No queremos más gobierno del hombre sobre el
hombre, ni más explotación del hombre por el hombre. Queremos que las minas,
los canales, los ferrocarriles sean entregados a las asociaciones obreras y
queremos que estas asociaciones sean una gran federación, unidas por el vínculo
común de la república democrática y social.
Existe el mutualismo cuando en una industria los
obreros, en lugar de trabajar para un empresario que les paga y se guarda su
producción, trabajan los unos para los otros y comparten una producción común,
de la cual se reparten los beneficios."
Proudhon, P. J., Idea general de la
Revolución.
LA ASOCIACIÓN INTERNACIONAL DE TRABAJADORES
La Primera Internacional.
Trabajadores:
Es un hecho notabilísimo el que la miseria de las
masas trabajadoras no haya disminuido desde 1848 hasta 1864, y, sin embargo,
este período ofrece un desarrollo incomparable de la industria y del comercio
(…).
Después del fracaso de las revoluciones de 1848, todas
las organizaciones de partido y todos los periódicos de partido de las clases
trabajadoras fueron destruidos en el continente por la fuerza bruta. Los más
avanzados de entre los hijos del trabajo huyeron desesperados a la república de
allende el océano, y los sueños efímeros de
emancipación se desvanecieron ante una época de fiebre industrial, de
marasmo social y de reacción política (…).
Después de una lucha de treinta años, sostenida con
una tenacidad admirable, la clase obrera inglesa (…) consiguió arrancar la ley de la jornada de diez horas
(…) La mayoría de los gobiernos continentales tuvieron que aceptar la ley del
trabajo inglesa bajo formas más o menos modificadas.
Pero estaba reservado a la economía política del trabajo el alcanzar un triunfo más completo todavía
sobre la economía política de la propiedad. Nos referimos al movimiento
cooperativo, y sobre todo, a las fábricas cooperativas creadas, sin apoyo
alguno, por la iniciativa de algunas manos audaces.
Al mismo tiempo, la experiencia del periodo
comprendido entre 1848 y 1864 ha probado hasta la evidencia que, por excelente
que sea en principio, por útil que se muestre en la práctica, el trabajo cooperativo,
limitado estrechamente a los esfuerzos particulares y accidentales de los
obreros, no podrá detener jamás el crecimiento en progresión geométrica del
monopolio, ni emancipar a las masas, ni aliviar siquiera un poco la carga de
sus miserias.
La conquista del poder político ha venido a ser, por
tanto, el gran deber de la clase obrera. Así parece haberlo comprendido ésta,
pues en Inglaterra, en Alemania, en Italia y en Francia, se han visto renacer
simultáneamente estas aspiraciones y se han hecho esfuerzos simultáneos para reorganizar
el partido de los obreros.
La clase obrera posee ya un elemento de triunfo: el
número. Pero el número no pesa en la balanza si no está unido por la asociación
y guiado por el saber. La experiencia
del pasado nos enseña cómo el olvido de los lazos fraternales que
deben existir entre los trabajadores de
los diferentes países y que deben incitarles a sostenerse unos a otros en todas
sus luchas por la emancipación, es castigado con la derrota común de sus
esfuerzos aislados. Guiados por este pensamiento, los trabajadores de los
diferentes países que se reunieron en Saint Martin´s Hall el 28 de septiembre
de 1864 han resuelto fundar la Asociación Internacional (…)
¡Proletarios de todos los países, uníos!
Karl Marx: Manifiesto inaugural de la
Asociación Internacional de Trabajadores, 1864.
La Primera Internacional
“Considerando:
Que la emancipación de los trabajadores debe ser obra
de los mismos trabajadores.
Que los esfuerzos de los trabajadores de cara a su
emancipación no pretenden nuevos privilegios, sino establecer idénticos derechos para todos.
Que la supeditación del trabajador al Capital es el
origen de toda esclavitud política, material y moral.
Que por ello, la emancipación económica de los
trabajadores es el gran objetivo al que habrá que subordinarse como un medio
todo movimiento político.
Que los esfuerzos desplegados hasta ahora han
fracasado por falta de solidaridad entre los obreros (…)
Que la emancipación de los trabajadores no es un
problema solamente local o regional, sino por el contrario este problema
incumbe a todas las naciones civilizadas (…)
Por todo ello, los abajo firmantes, miembros del
Consejo elegido por la Asamblea de 28 de septiembre de 1864 en el Saint
Martin´s Hall de Londres, han adoptado las medidas pertinentes para formar la Asociación
Internacional de Trabajadores, y declaran que ésta, así como todas las
sociedades e individuos que se adhieran, reconocerán como base de su conducta
para con todos los hombres la Verdad, la Justicia y la Moral, sin distinción de
color, de creencia o de nacionalidad. Y consideran como un deber reclamar no
sólo para ellos los derechos del hombre y del ciudadano, sino también para todos
los que cumplan con sus deberes. no más deberes sin derechos, no más derechos
sin deberes”.
Karl Marx: Manifiesto inaugural
de la Asociación Internacional de Trabajadores, 1864.
Estatutos de la I Internacional
Art. 1º Se establece una asociación para procurar un
punto central de comunicación y de corporación entre los obreros, de diferentes
países, que aspiran al mismo objetivo, a saber: el concurso mutual, el progreso
y la total liberación de la clase obrera.
Art. 2º El nombre de esta asociación será:
Asociación Internacional de Trabajadores.
Art. 3º. En 1865 tendrá lugar, en Bélgica, la
reunión de un Congreso General. Este Congreso deberá dar a conocer a Europa las
comunes aspiraciones de los obreros, concluir el reglamento definitivo de la
Asociación Internacional, examinar los mejores medios para asegurar el éxito de
su trabajo y elegir el Consejo General de la Asociación. El Congreso se reunirá
una vez al año.
Art. 4º El Congreso General radicará en Londres y
constará de obreros que representan a las diferentes naciones que forme parte
de la Asociación Internacional.
(...).
DROZ. Historia del Socialismo. Páginas 30.31.
[1] “La democracia es hoy el comunismo”, dice Engels en 1845. Y en una carta a
Marx, fechada en 1846, habla de la “revolución democrática violenta”. La Nueva
Gaceta del Rin, dirigida por Marx (1848), se titulaba también “órgano de la
democracia”
Muy interesante para poder aprender la historia
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